Nazareno.

Arrastra los pies y se encorva

como un Nazareno.

Amoratado y con culpa, arrastra

innecesarias heridas,

como un Nazareno.

Lleva baja la frente y se pierde

los alrededores verdes,

las flores y las campiñas,

por ser Nazareno.

A pesar de su postura no ha podido

evitar el bronce de su nuca,

lleva arena en las pestañas

y sal en sus dedos.

La vida sigue soplándote,

mi Nazareno.

Posibilidad

No me hagas creer,
no te lo consiento,
que esto es todo lo que hay,
que no existen más vinos.
sabiéndome como me sé,
matizada de paladar
y hambrienta de frutas.

Cambios las onomatopeyas
de mis alucinaciones
por la cadencia
de mis presunciones
y el brillo de mis zapatos
por todo este barro
que me pervierte.

Y hago la luz,
enciendo mi faro
y distingo siluetas
hechas a mi porte.
Y te cuestiono,
aprendo papiroflexia
e intento ser fiel
a lo que me cuento.



La boca de la veritá.