La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes” (Arthur Schopenhauer)

Tuve la suerte de ser arrojada bruscamente a la realidad” (Ana Frank)

Es ese polvo que se manifiesta de serie encima de tus hombros,
el reconocimiento a cualquier intento,
el laurel que se abre paso sin la parvedad.
El momento preciso,
la forma exacta,
el camino adecuado,
la cuna en la que te reclinaron,
la palabra perfecta,
la oportunidad justa,
esa linfa tuya,
ese descubrimiento del otro.

Lo que se te justiprecia.
El cansancio necesario.
El azar.
El signo.
La estrella.
El hado.
Tu destino.
La casualidad.
El albur.

O la entelequia y tu fibra,
tu acomodo a la tetina
en la que aprendiste a mamar.