Indulto

A la hora de la eucaristía
ni hago fila
ni mantengo ese cuerpo
frágil sobre mi lengua.
Ni antes
he catalogado
mis faltas

Y,
Sin embargo,

me provees de penitencias
y tus ojos
clementes
me miran
y resulta
que me reconoces.

Después

con piedad
prendes mis manos
y
con devoción
disuelves todos
mis tropiezos.