Fruta que cae


Quién es capaz de decir adiós vestido de domingo.

 El adiós no es más que la luz que entra

 al abrir la ventana de una habitación que estaba en tinieblas.

 Redimensiona el color, las formas,

 evidencia el polvo que se mantiene suspendido en todas las cosas.

Dices adiós y las imágenes inquietas de lo que se pierde,

 de lo que se aleja

 pasan rápidas y vivas

 y nada fue más verdad,

 nada más tuyo, nada más querido.

El adiós que funde, que ata, que eclipsa todo lo demás. Que te desprende de lo que tienes y te hace llorar la ausencia. Elevar a mito la pérdida; convertir en obra de arte la despedida y hacer de la tristeza una bella canción.