Te veía
cogerme la mano
Cada
vez que la duda se posaba
Sobre
mi adoctrinada cabeza
Con la
mayor dulzura
Que he
experimentado en mi vida.
Tu
sonrisa amanecía,
Susurrándome
al oído: “…confianza”
Tus
vuelos eran largos
Si yo
los requería a lo lejos,
Cortos,
si me encontraba
Cabeceando
en tu chaqueta.
Y nadie
sabía cuánto,
Ni
conocía el porqué,
Nadie
conocía el dónde
De
nuestros seis mandamientos.
Tú lo
sabías
Y yo…
atesoraba
Insustituibles
momentos.