Mayo


Un mayo en el que ni caen las sombras ni se levanta el sol, un mayo en el que ni siquiera importa que nunca haya existido Prometeo. Un mayo parado, un mes sin atajos, un atascadero.

Podría soplar por encima de mi hombro, podría sacudirme los mantos de desahucio de las recortadas capas de mi pelo, admitir que ahora ya. Admitir, al menos.

Pero hay algo que aletargado pervive, se palpa su presencia. Promete. Los peces no me han abandonado, mantienen su curso: desde la misma punta del dedo gordo del pie al núcleo de mis mareos, a la cima de esta cabezota redonda, circular, repensante y obsesiva.

 

Hay un pájaro que pasa desapercibo por el ruido, un pájaro que no es nada comparado con todos estos motores, un pájaro que pía, un ser cálido y sensible, un pequeño corazón que late. Invisible y, a pesar, ¿quién va a negar la existencia de ese pájaro?

 

El viento corre, aunque admito que despacio, longitudinalmente en la calle, viento del norte anegado por el aliento de los transeúntes, viento disipado en lo onírico de este conjunto de papel; viento, hoy, sin importancia. Viento al fin.

 

La frescura de la vida se balancea, incluso en las mentes moribundas que este mes no tienen planes, pero se angustian por resolver sus tareas. Agua que no moja porque las pieles se han puesto el impermeable, pero no porque haya perdido su humedad. Vida.

 

Esas ideas que no se desperezan del todo, pero que habitan las azoteas de la imaginación que dan de comer a las hambrientas fauces del deseo; ecos que habitan las buhardillas iluminadas y rojas de los hombres grises que, descalzos, no dudan en coser botas, en abrigarse los pies, en confesar esa inclinación a lo nuevo, a lo siguiente, a tapar la ausencia, a esa falta que llenar tanta falta les hace. A lo maravilloso, después de todo.

 

Luces, los cuentos Guy de Maupassant, los latidos del dos mil uno, los gérmenes del noventaiséis. Las fotos de la Plaza del charco, las acrobacias de mi bola de plástico, tu desconsuelo. El pájaro, el viento, la vida. Todo un recipiente el de este mayo, que no es gris, que es azulado.