No
No
No

NO.

Hay muchos modos de negar al poder.

Es mi resistencia ante el abuso
esta espada
que sujeta mi mano derecha.

Y mis dragones
todos estos ismos.

He emigrado

(La palabra es lo único que explica)


He emigrado.


He abandonado mi obra
porque vino suplicándome orfandad
y yo
le doy la oquedad de lo que cree que es ventana

Y mi disimulo
y mi ausencia
con todos los peros
manchada de sin embargos.

Pero me he ido

para que entienda cuán mía es
cuánto le he entregado
cuánto me ha parido
Cuán madre suya soy

O tal vez
cuánto me necesita porque la demando
o tan sólo
cuánto la abandono
porque se ha marchado.


"Barquito de papel,
sin nombre, sin patrón
y sin bandera,
navegando sin timón
donde la corriente quiera.

Aventurero audaz,
jinete de papel
cuadriculado,
que mi mano sin pasado
sentó a lomos de un canal."


(Joan Manuel Serrat)








Qué habríamos formado, amor, si en vez de ruido

Hubiéramos vivido seriamente  la paz mansa

Y nos hubiéramos encontrado en el camino

Para  una vida eterna en nuestra  cama.

Seríamos, tal vez, no este poemario

Pero sí una novela de costumbre

Y un amor que, en vez de cera,

Rodase así como las piedras.

Un amor que no se rompa

 Como un barquito de

Papel de esos que

Siempre flotan

Dócilmente

Por mil

Aguas

.
 
 
 

Yo era azul

Yo era azul y lloraba
¿Te acuerdas?
Mirando a una pared
Te esperaba.
Y el tiempo, puñales
Y la casa, menguante
Y el aire era sólido
Y yo azul
Y triste
Y pálida
Y los ojos en la métrica
Para no verme
En los diptongos
En la parábola.
Cerrados hacia afuera
Abiertos hacia el vientre.

Y fue el primero
Y el que muta
Y el que es primavera.
Y el que se llueve
Y el de la flores
Y el de las hogueras

Y se cerró esa puerta.

Yo era azul
Y tú no estabas

¿Lo recuerdas?

La fe es de ese color naranja brillante


Como dice aquel, lo cierto es irse

Nada artificioso supo jamás

Encontrarse dentro del cerco

Más puro que es lo

Salvaje.

No quise nunca la docilidad

Nuestra

Ni la domesticación

Ni siquiera el acierto obligado de

Construir nuestra casa.

Éramos ya casa tú y yo

Caminando un rumbo igual

Encuadrados dentro del mismo paisaje.

La lluvia, el mar, la fe

No son quietos

Se van

Vienen

Conquistan y luego

Se esfuman para que los corones

Allí

Justo en la imagen del recuerdo

Allí

En la instantánea brillante

En la que estaban.

Nadie duda de que la

Lluvia volverá,

Porque amainó.

De que las olas ya están

Volviendo

Y de que la fe

Guarda su grandeza en esa

Posibilidad perfecta

De perderla.



 
Porque todas las cosas son la misma
Aprendo a leerle los labios a la tarde
Para entenderte.

En la bruma que besa este parque
Está tu tristeza
Y en la fauna que bebe de su fuentes
Todo tu fuego.

 Te amo igual que amo a este parque
 En el que nunca encuentro la salida.
Tampoco a ti te comprendo.





Desde antes de

Me duele esta idea de escribirlo
desde antes
de sentarme a darle forma,
desde antes
de la intención
del esbozo.

¿Fui para ti simplemente
 ese segundo intento
 de dibujar
lo que ya habías
coloreado antes?

¿Fui esa perenne idea
 de tu mente triste
de tratar de nuevo,
de reintentarlo?

La respuesta es sí;
los movimientos, idénticos.

Por eso sé que yo
ya te dolía
desde antes
de sentarte conmigo
en el parque.
Desde antes
del sentimiento,
del comienzo.

Yo era otra vez.
Yo no fui nada más que
el error
de tu ensayo-error
de siempre.


 (¿Y qué pasará cuando yo me muera? ¿Tampoco habrá de importarte? Una vez tosías raro y pensé cosas.)

Hoy me ha impactado una muerte. Mucho. Aunque la muerte siempre consterna, ésta me ha envuelto con su aliento fétido y me sugiere que corra a decir cuánto quiero a los que quiero.

Hoy tengo fiebre. Y todo es onírico, de un aspecto metálico y hay un silencio como de resaca, como de ciudad bombardeada ayer. Y se magnifica la muerte.

La muerte es un misterio. Un completo misterio.

 ¿Te dije que te quería las suficientes veces? ¿Lo repetí lo bastante? ¿Qué me dices?

Te quiero.

Sábelo antes de que me muera.