Las semillas también aman


A F. R. V y a L. T. D

(A vosotros, que me disteis la vida.)

 

Amadísimos padres:

Hoy ya no se escriben cartas y aún menos cartas de amor. Pero sí, esta es una carta de amor; con todos los ingredientes que el amor conlleva: gratitud, admiración, empatía, devoción, confianza.

La vida va proveyendo de sabiduría y clarividencia; por eso, cada año que cumplo, cada fracaso que sufro, cada batalla que gano, me acerca aún más a vosotros. Si alguna vez os reproché algo o erróneamente me atreví a juzgaros, sólo puedo pedir humildemente disculpas y daros eternamente las gracias; ojalá me acompañéis el máximo tramo de mi camino para guiarme, corregirme, enmendarme, increparme, enseñarme y hablarme así como lo hacéis, llenos de amor, cuando yo pierdo la calma.

 Para quererme. Para querernos.  

Sois valientes, luchadores, abnegados, protectores. Siempre habéis dado todo por mí, si alguna vez se me vino abajo la vida. Vuestra presencia  en mi vida es el calmo y bello beso de buenas noches.

 Amadísimos padres,

       Os quiere vuestra pequeña.

 

Cada día me doy más cuenta de lo importantes que sois para mí.
Paradójicamente, aunque sea una anciana, para vosotros seguiré siendo la niña que llega a casa llorando porque se ha caído. Y yo seguiré yendo a veros para que me sopléis las heridas y me digáis que ya pasó, que eso no es nada.
(23 junio, 2014)               
 
 
 
 
 
                        
 

 

Noviembre siempre fue pájaro devorado por el maíz


No importa si las palabras rebotan y se te vuelven contra la boca, como a veces pasa cuando hablas demasiado, aunque nunca se habla demasiado,  sólo se puede pecar de hablar demasiado a alguien. Tampoco importa si esta tarde escribía a los márgenes para tratar de explicarme a mí misma la lengua romance, o esa anonimia que acabó metiéndose dentro de mí y me hacía extranjera en medio de esas mesas. Lleno mi cabeza de literatura, y mi estómago está cada vez más vacío, y qué importa. No es importante que los relojes sobrevuelen mi pelo, aunque los haya encerrado con cuatro vueltas de llave, ni que hoy me haya despertado y yo no estuviera; que haya descubierto que me marché esta madrugada. No importa. Importa que sé que tengo la capacidad de amar y por eso sé que estoy viva y que en verano no sentía tanto frío. Importa que sabes que la vida debe ser apasionante, cuando como una autómata te sientas a esperarla entre las letras.

LA LUZ NUNCA TE ABANDONA


La luz nunca te abandona.

A veces se esconde y crees estar a oscuras

Y tienes la casi certeza de estar ciego.

Pero la luz nunca te abandona

Es que a veces juega contigo para que salgas

A buscarla

Y mires en esos otros sitios que no sabes que existen.

Ten fe en la luz porque nunca te abandona,

Ella sabe más de ti, que tú de ella.

Sólo piensa en la luz, aunque no sea en la tuya,

Gírate esperándola porque detrás está ella,

Te mirará a los ojos  y te susurrará

Siempre he estado contigo.