Como dice aquel, lo cierto es irse
Nada artificioso supo jamás
Encontrarse dentro del cerco
Más puro que es lo
Salvaje.
No quise nunca la docilidad
Nuestra
Ni la domesticación
Ni siquiera el acierto obligado de
Construir nuestra casa.
Éramos ya casa tú y yo
Caminando un rumbo igual
Encuadrados dentro del mismo paisaje.
La lluvia, el mar, la fe
No son quietos
Se van
Vienen
Conquistan y luego
Se esfuman para que los corones
Allí
Justo en la imagen del recuerdo
Allí
En la instantánea brillante
En la que estaban.
Nadie duda de que la
Lluvia volverá,
Porque amainó.
De que las olas ya están
Volviendo
Y de que la fe
Guarda su grandeza en esa
Posibilidad perfecta
De perderla.