Soberanas

Venid a mi, palabras extremadas,
doblegadme en cicatriz,
desampárandome muda en mi biosfera,
alargando la mano para asiros,
escurridizos entes eficaces.

Colocadme de rodillas a intervalos,
seseando con afecto,
persuadiendo,
desplegando vuestro arte mentiroso.

No tintineéis,
os ruego.
No seáis
ni os desnudéis
más que en urgencia
de verdad
y aún con decoro.