Has de ser trovador de tardes y sabrás acariciar rincones,
llenándolos de luz
y de música.


Serás verdad cada vez que apoyes tus talones sobre el suelo.
Transparente para mí.
Yo para ti.


Sabrás contar historias como si hubieras nacido para ello,
con sus puntos y comas,
con sus silencios.


Volarás sobre la ilusión, no caerás en el tedio,
pero tu ansia de ver
descansará en mi cuello.

Pijama de paja

Tocan la hora porque todo llega,
Lo que consta escrito no es más que ley y
Mi pataleo, pura anécdota.
Tras caer rendida anoche, a solas conmigo,
Siendo el cansancio bruma sobre mi frente,
Cerré los ojos con plomo sobre mis párpados.
Constando yo, entera yo; conviviéndome y
Con mis dudas martilleando mis sienes,
Con el fracaso perfumándome el cuello,
Con mi derrota embozando la aparentada sonrisa.
...

Y, circunstancialmente, ha amanecido
Y mis ojos, que se cerraron por siempre con avaricia,
Han vuelto a abrirse.
Irónicamente tenía un hambre voraz
Que era más rigurosa que mi pijama de paja.
Y mi hambre y yo, sobreviviéndonos,
Hemos prendido fuego al pijama.
Nos hemos lavado la cara doliente
Y hemos maquillado los rasgos,
Cambiando realidad por simiente.
Desayunándonos había luz sin pedirla

Y ahí fuera todos seguían trenzando su fábula
Y aquí dentro, servidora hace lo propio
Y se calza medias de continuidad
Y jirones de naúfraga más que viva.
Y sin apetito y sin sangre
Me he lanzado a la marea, porque eso
Es lo que se espera de mí y
Porque, al final, no somos nada más

 Que peces.