De limpieza embadurnaré mi cara, de orgullo, de distancia, ni un piar…
Altanera y esquiva cruzaré la acera, antes que tu indiferencia me haga llorar.
Y subiré sofocada a cualquier torreta, lejos del asfalto, enfrentada al mar.
Y tragaré mis palabras de pinchos y clavos antes que pedirte que vuelvas más.
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Se pide la voluntad.