No soy tu patilla izquierda, tampoco la derecha. Ni tu peroneo. Tampoco mis sístoles/diástoles ritmean con los tuyos.
Soy el dibujo artístico en tu papel cuadriculado.
Soy la mancha impertinente en tu camisa de los domingos.
Eso que no debería, pero que es.

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Se pide la voluntad.