Escribí, viví y amé como Don Quijote, y el día de mi muerte diré: “Disculpadme, todo fue un sueño”. Y entonces, ojalá encuentre a alguien que me replique: “No lo creas; todo fue verdadero, absolutamente verdadero”.
“Introducción” de AFRODISIACO, textos eróticos de Anaïs Nin.
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Se pide la voluntad.