Enfermedad

Qué terrible es el olvido cuando llega así, explotando, como una arcada. ¿Es eso posible? ¿No es el olvido una enfermedad que comienza una fría madrugada de invierno, se gesta con dolor y toma la definitiva forma de un cuaderno de bitácora, rancio y amarillo?

 Estoy conformada de recuerdos. Ellos son mi historia y los ropajes que me visten y, sin embargo, algunos se me alienan deformándome el rostro en el espejo, y yo intento sacudirme de ellos como un pájaro mojado se esponja y se libera.

La flor se deshoja y aquí espero.
Pero algún día los verdes jueves, no serán más que jueves y despertaré hueca y asombrada.

Los recuerdos son lo único  que tenemos -dicen- pero yo, si los paseo, me siento tan perdida.

Debe ser tu olvido el que se los ha merendado.

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