¿Quién va a venir a recogerme el vientre? ¿Quién? Te estoy llamando. Es domingo y no llegas. Te hablo de mis ausencias y te enseño esa cicatriz enorme.  ¿Tú vas a recogerme el vientre? ¿Quién eres? Sólo necesito tu nombre para conjurarlo, las palabras son milagro, pero me falta una. Tu nombre. Dame un par de vocales y yo te llamaré cada madrugada.

Te estoy llamando. No llegas.


 

 

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Se pide la voluntad.