Has de ser trovador de tardes y sabrás acariciar rincones,
llenándolos de luz
y de música.


Serás verdad cada vez que apoyes tus talones sobre el suelo.
Transparente para mí.
Yo para ti.


Sabrás contar historias como si hubieras nacido para ello,
con sus puntos y comas,
con sus silencios.


Volarás sobre la ilusión, no caerás en el tedio,
pero tu ansia de ver
descansará en mi cuello.

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Se pide la voluntad.