Pijama de paja

Tocan la hora porque todo llega,
Lo que consta escrito no es más que ley y
Mi pataleo, pura anécdota.
Tras caer rendida anoche, a solas conmigo,
Siendo el cansancio bruma sobre mi frente,
Cerré los ojos con plomo sobre mis párpados.
Constando yo, entera yo; conviviéndome y
Con mis dudas martilleando mis sienes,
Con el fracaso perfumándome el cuello,
Con mi derrota embozando la aparentada sonrisa.
...

Y, circunstancialmente, ha amanecido
Y mis ojos, que se cerraron por siempre con avaricia,
Han vuelto a abrirse.
Irónicamente tenía un hambre voraz
Que era más rigurosa que mi pijama de paja.
Y mi hambre y yo, sobreviviéndonos,
Hemos prendido fuego al pijama.
Nos hemos lavado la cara doliente
Y hemos maquillado los rasgos,
Cambiando realidad por simiente.
Desayunándonos había luz sin pedirla

Y ahí fuera todos seguían trenzando su fábula
Y aquí dentro, servidora hace lo propio
Y se calza medias de continuidad
Y jirones de naúfraga más que viva.
Y sin apetito y sin sangre
Me he lanzado a la marea, porque eso
Es lo que se espera de mí y
Porque, al final, no somos nada más

 Que peces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se pide la voluntad.