Con verdad en mis talones, camino

y el viento regresa a ser conmigo

feligrés cómplice y travieso

de comienzos que llegarán

y que intuyo.

(Gérmenes encima de mis pestañas)

La eventualidad no es más

que ese dulzón mejunje

de mis quimeras dispuestas

en fila de a dos cada viernes.

Se hace grande la aventura,

mientras ésta, que soy yo,

está durmiendo

y, al despertar,

a la mañana,

se hacen verdad dura y prieta.

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Se pide la voluntad.