Me miran
mirarlos y se ponen orgullosos
Y galopan como galopan los días
Se ande o no preparado para ello.
Ajena al motín que escucho en el afuera
Bajo los párpados.
Creo.
No es tal el laberinto visto desde arriba
Ni tristeza la pena desde este consuelo.
(" Qué arma tan afilada la de tu boca, qué abismo sin enmienda, qué tóxico inapelable, cuánta pérdida alineada en filo de tus dientes. Desviada para la trampa como una escopeta de feria. Tapizada de mugre, hambrienta de holocausto y tristemente alimentada de sangre.")
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Se pide la voluntad.