Todo era lo mismo
pedirte lo que yo sí ofrezco.
Lo mismo en pequeñito,
en susurro.
Como la gota de agua es idéntica al océano.
Dime esto,
sólo esto que yo te digo que me digas
porque necesito
que me necesites.
Eso justo.

Tan sólo es mendigar,
asequible como el niño
de cinco años que levanta la cabeza,
mira al adulto
y sabe que está en sus manos.

Este eco sólo repite un sonido
que rebota.
Y yo que reboto desde mi hígado,
desde mis entrañas
y choco contra tu ausencia,
contra tu nuca.

Todo era lo mismo,
el abrazo era lo mismo que la queja.
Todo igual,
repetido.
Era mi pena y tu ausencia.
Todo lo mismo,
como la gota de agua es idéntica
al océano.

1 comentario:

  1. “Después de todo, todo ha sido nada,

    a pesar de que un día lo fue todo.

    Después de nada, o después de todo

    supe que todo no era más que nada.

    Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».

    Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».

    Ahora sé que la nada lo era todo,

    y todo era ceniza de la nada.

    No queda nada de lo que fue nada.

    (Era ilusión lo que creía todo

    y que, en definitiva, era la nada.)

    Qué más da que la nada fuera nada

    si más nada será, después de todo,

    después de tanto todo para nada"

    Vida (José Hierro)

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Se pide la voluntad.