codazos por pertenecer a “la primera fila”. Pobres diablos que desconocen lo relajadamente nítido que se ve desde la última fila todo este apestoso teatrillo.
Sea mi fábula, la tuya
o dispóngase al revés y,
entonces,
partiremos de cero
en repartir esta culpas.
No incites a nadie
a tus talantes sin saber
si le son forasteros tus anteojos
y si está dispuesto a pagar
sus pesetas en tus panes.
Sólo es universal el hambre
de puchero
porque el resto de apetitos
varían en los vientres
y se corrigen en las dietas.
entonces,
partiremos de cero
en repartir esta culpas.
No incites a nadie
a tus talantes sin saber
si le son forasteros tus anteojos
y si está dispuesto a pagar
sus pesetas en tus panes.
Sólo es universal el hambre
de puchero
porque el resto de apetitos
varían en los vientres
y se corrigen en las dietas.
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Se pide la voluntad.